lunes, 18 de abril de 2011

UN AÑO EN LA MASONERIA .-.

Enlace Programado por Gabriel Alberto Restrepo Sotelo es LINTERNA ROJA EN GOOGLE  .-.
Comentario del Director:
Los Grados no son tan importantes, como el desarrollo Psicoespiritual de los HH.-. y desde un comienzo se enseña el Hermetismo y que no se puede señalar o descubrir la integralidad de los HH.-. salvo que los HH.-. lo permitan, debemos recordar los Diez Mandamientos, o los 33 Mandamientos de la Masonería Oculta, la mayoría de las veces desconocemos aspectos importantes de la Sagrada Orden por no estar en la Cámara, o Grado correspondiente, por no prestar atención en las Tenidas o reuniones de trasmisión de Luz o de una simple cadena, o simplemente nuestra Evoluciòn Interior no lo permite, de todas maneras se Debe Respetar a los HH.-. y Recordar siempre nuestras Sagradas Reglas. ojala la presente reflexiòn de un H.-. nos ayude a entrar en Cordura y Respetar nuestra Sagrada Orden. Paz y Bien .-.

Un año en La Masonería
Ya hace un año que fui iniciado en esta respetable orden. Me es difícil hacer balance de este tiempo, no por su cortedad, si no por las intensas vivencias que experimenté desde entonces. Quizás lo más conveniente a efectos de valoración sea el preguntarse si compensa. Mi respuesta es un sí rotundo.

Apenas aparecen unas primeras luces por las rendijas del entendimiento, uno siente que ha sido impregnado por el "método" esa influencia profunda que determina un comportamiento modificado desde entonces por la autoridad de los valores que trasmite la moral masónica.

No encontré aquí una doctrina ecuménica ni a la llave que guarda la respuesta a todas las preguntas, nadie me enseñó los planos del templo perfecto. Según mi entendimiento, cada uno de los hermanos trabaja según le dicta su criterio, pule su piedra, realiza su propia arquitectura en tiempos pacientes en los que se mejora, así el aprendizaje masónico es de avance lento pero firme.

El recién iniciado, cae en la cuenta casi inmediatamente de que aquí todo se sale de la norma profana, de lo común, que lo que hace y ve hacer es extraordinario, que lo que dice y escucha no se corresponde con las costumbres del tiempo que le tocó vivir, no obstante, la forma, el rito, pronto se nos acomoda y se nos hace habitual la práctica de esta larga tradición, se nos hace conocido y nos reconocemos por el comportamiento.

En mis visitas interiores, desde hace un año más o menos, discurro por sendas ignotas por las que nunca imaginé que transitaría mi espíritu. Descubro nuevos territorios en los que me place morar y que me animan a seguir descubriendo. Lo esotérico, lo despiadadamente real, con su lado bueno y su lado malo. Pulir mi piedra. Todas las preguntas sin respuesta, pero al menos ya planteadas. Sería imposible para mí llegar hasta aquí, tan profundo, tan lejos, de otra manera. Nuestro tiempo nos exige uniformidad, superficialidad, eficiencia, prontitud, levedad. No tenemos tiempo para conocernos, ni tampoco para conocer a los "otros". Sentimos el peso de la inanidad y deseamos algo más, queremos explorar, buscarnos, entendernos. Muchos requieren el sentido de su existencia, rezan, buscan a Dios, quieren que se les premie por sus buenas obras, otros quieren dejar su nombre con honda huella sobre pedestales y placas de oro, otros quieren cambiar el injusto mundo que les tocó vivir, otros simplemente desean ser buenos, vivir en paz y dejar un buen recuerdo.

Los masones me parece que quieren todo. Quieren encontrar la divinidad, quieren hacer una buena labor, acabar con las injusticias, ser buenos, ser sabios, conocerse, mejorarse. Así uno se va dando al mundo y descubriéndole alguna esperanza, el verdadero masón quiere beneficiar a la humanidad y en su carrera su juicio es más favorable, comprende y perdona más, porque quien comprende todo, perdona todo. Acepta, tolera.
Tolerancia; mi más valorada instrucción y práctica fundamental, el primer escalón de mi ascenso masónico.

No conozco otra vía que lleve con más facilidad al conocimiento, a la fraternidad. Lo masónico estimula al espíritu a vivenciarse intensamente, a enfocarse, nos conforma como grandes continentes llenos de contenido. Fruto de las reflexiones, de las lecturas, de la investigación, se va el aprendiz formando y encuentra muchas utilidades a sus escasas herramientas. Además de vivificar adormecidas conciencias, de amparar frente a la simplificación, al ruido y al prejuicio social, de reforzar lo ético ante una cotidianidad desprovista de sentido moral; la Masonería hermana a los que buscan.

A la pregunta: ¿Qué buscas? respondo: saber.
¿Qué he conocido en este tiempo? ¿Qué secretos se me descubrieron? ¿Qué sé más hoy que ayer?
Nada nuevo descubrí fuera de mí, nada nuevo conocí, nada nuevo supe. El milagro, la grandeza de este tiempo es la instrucción, es que todo lo que sé, ahora lo conozco mejor, comprendí que todo tiene su fundamento, que todo lo que descubro en mí, antes era secreto.
Comprobé además que personas muy diversas pueden trabajar bajo el mismo techo aportando cada una su diferencia y enriqueciendo a los demás hermanos. Que la cortesía refuerza el respeto y complace el trato.

Un año en la masonería me ha enseñado que toda mi vida seré aprendiz.
Un TAF a toda la membresía universal masónica.

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